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Sí, la madera puede ser propensa a sufrir daños por insectos y otros agentes externos de forma ocasional. Estos daños pueden afectar la apariencia y la integridad estructural de la madera. Algunos de los principales agentes que pueden causar daños ocasionales a la madera son:
Insectos xilófagos
Son insectos que se alimentan de madera, como termitas, carcomas y hormigas carpinteras. Estos insectos se alimentan de la celulosa presente en la madera, debilitando su estructura. No es usual que estos insectos aparezcan en una casa donde la limpieza se realiza con asiduidad, pero si tienes dudas, puedes aplicarle a tus muebles de madera productos anticarcoma u otros protectores contra insectos.
Hongos de pudrición
Los hongos de pudrición son aquellos que provocan la pudrición de la madera, pero solo pueden prosperar en ambientes muy húmedos, ya que la madera húmeda y mal ventilada es susceptible a la pudrición, lo que puede comprometer su resistencia y durabilidad.
Exposición al agua y humedad
La madera es un material vivo que actúa cuando se ve sometida a un exceso de humedad, por eso exponer la madera a la humedad constante o al agua, puede provocar que ésta se hinche, se deforme y, en última instancia, que se pudra. Para prevenirlo, solo hay que colocar los muebles de madera en zonas donde el agua no incida directamente.
Exposición al sol y a los elementos
La exposición prolongada al sol, a la lluvia, a la nieve u otros elementos climáticos puede desencadenar la decoloración y el agrietamiento de la madera. Para prevenir el desgaste, se pueden usar selladores y acabados adecuados para proteger la madera de estos efectos.
Daños mecánicos
Los golpes, rasguños y otros daños mecánicos pueden afectar la apariencia de la madera. Además, las cargas excesivas de peso o la falta de soporte adecuado, pueden provocar deformaciones y grietas en la superficie de la madera.
Para mantener siempre tus muebles de madera protegidos, usa tratamientos químicos protectores contra insectos y hongos cuando sea necesario. Aplicar selladores y acabados adecuados para proteger la madera contra la humedad y los elementos. Realiza el mantenimiento necesario para abordar cualquier problema antes de que empeore. Almacenar la madera en lugares secos y bien ventilados. Al tomar estas precauciones, se puede prolongar la vida útil de la madera y mantener su apariencia y resistencia a lo largo del tiempo.
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