Se trata de una de las supersticiones más conocidas que existen. Todos hemos oído alguna vez la expresión e incluso hemos llegado a hacer el acto de “tocar madera”, muchos pensando en que se trata de una simple superstición y otros siendo conscientes del verdadero significado que tiene y sabiendo en realidad lo que estamos haciendo.
Concretamente este término lo utilizamos en el momento en el que nombramos un hecho positivo o negativo e incluso lo acompañamos con un par de golpes con la mano sobre una superficie de madera, para tratar de impedir que nos cambie la buena suerte o para evitar la mala. Pero ¿de dónde proviene esta costumbre?
La verdad es que no está muy claro su origen, ya que existen varias versiones y para todos los gustos. Antiguamente el árbol era considerado un elemento de culto, y por ejemplo los celtas consideraban los bosques como sus templos y creían que los árboles eran el lugar donde habitaban los espíritus de los dioses que incluso tenían influencias curativas sobre los humanos. Similar a esta teoría, está la de los aborígenes norteamericanos que creían que los grandes robles eran la morada de algunos dioses, al ver que frecuentemente eran alcanzados por algún rayo. Los más cristianos reclaman que tienen su origen en la madera de la Santa Cruz en la que murió Jesucristo y por eso les da suerte y les protege contra todo tipo de males. Si hacemos referencia a las costumbres paganas, los magos recurrían a la madera como a una toma de tierra para descargar las malas vibraciones y llenarse de buena energía. Entre muchas otras.
Los celtas consideraban los bosques como sus templos y creían que los árboles eran el lugar donde habitaban los espíritus de los dioses que incluso tenían influencias curativas sobre los humanos.
Por lo tanto podríamos decir que el origen de la superstición puede estar en que algunos posaban sus manos en los árboles para pedir el favor de los dioses que vivían en su interior. Con el paso del tiempo este rito religioso se ha transformado en ese golpecito a la madera que damos para que continúe la buena suerte o para alejar la mala.
Sea por creencia religiosa, superstición o tradición, en el transcurso de la historia la madera ha sido sinónimo de buen augurio.
¡Buena suerte y hasta el próximo post!