Montessori es un concepto que nos puede parecer novedoso por la gran difusión que marcas, escuelas, educadores y padres han proyectado durante estos últimos años. Pero esta revolucionaria metodología educativa tiene más de un siglo. Un universo pedagógico de fama internacional creado por la italiana Maria Montessori.
Puede parecer increíble que Maria Montessori, mujer pacifista, progresista y defensora de los derechos sociales, naciera y se educara a finales del siglo XIX en el seno de una familia italiana de clase alta y extremadamente católica. Recibió la estricta educación de un contexto sociopolítico donde la libertad de las mujeres estaba casi limitada a las tareas del hogar.
Su padre Alejandro Montessori, militar de profesión, le aconsejó ser maestra, pero Maria quería cambiar las cosas, quería cambiar el mundo. A sus 14 años empezó a estudiar ingeniería y biología y, en al año 1896 consiguió licenciarse en Medicina, título que poquísimas italianas habían conseguido obtener hasta esa fecha. Maria Montessori siguió estudiando durante toda su vida materias tan diversas como antropología o filosofía y fue pionera en psicología experimental desarrollando incluso su propia clasificación de enfermedades mentales.
Maria Montessori quería cambiar las cosas, quería cambiar el mundo.
La vida de esta joven médico cambió cuando a la edad de 28 años visitó el manicomio y el reformatorio de Roma y quedó horrorizada al ver cómo a los niños internados se les daba un trato tan inhumano. Pequeños sin futuro, abandonados a su suerte y destinados a permanecer recluidos y marginados de por vida. María Montessori decidió que aquello era intolerable y llegó a la conclusión de que la educación de todos los niños, sin diferencia, debía basarse en el amor y en el respeto. Sin saberlo, la joven Montessori estaba gestando una metodología educativa que iba a cambiar el pensamiento de millones padres, educadores, políticos, pensadores y científicos, dando forma a un método revolucionario en el sistema educativo global que se basaría en respetar el autoaprendizaje del niño.
A los pequeños no hay que acosarles, obligarles ni dirigirles. Hay que respetarlos sin interferir, dejarlos libres en un ambiente en el que todo esté hecho a su medida.
La vida de Maria Montessori no debió ser fácil en un contexto donde la represión fascista de su país tenía objetivos contrarios a una educación libre, progresista y social y, donde las mujeres dependían del consentimiento de sus maridos para tomar cualquier tipo de decisión profesional. Es por eso que quizá Maria, sin intención de contraer matrimonio, tomara la que sería la peor decisión de su vida. A los 28 años dejó al hijo que tuvo en secreto con su colega de profesión Giuseppe Montesano en manos de una nodriza, un escándalo que de hacerse público hubiera puesto fin a su carrera. Quince años más tarde, Maria recuperó el contacto con su hijo Mario que ya nunca se separó de ella y que heredó su legado difundiendo los ideales de su madre por todo el mundo.
Las penurias y sacrificios valieron la pena y Maria consiguió cambiar radicalmente la visión que los adultos tenían sobre el niño, enseñándoles a abandonar su posición de fuerza y superioridad frente a él. Consiguió que aquella sociedad hermética de principios del s. XX entendiera que el niño era capaz de auto educarse a su propio ritmo. Pero sobre todo, consiguió que esos valores hayan perdurado hasta nuestros días.
Su proyecto pedagógico comenzó con niños desfavorecidos, niños de reformatorios o manicomios excluidos de la sociedad y niños con escasos recursos económicos. En 1907 Maria Montessori abrió en uno de los barrios más pobres de Roma su primera escuela: Casa dei bambini. Algo que más tarde se conocería como “el milagro de San Lorenzo”. Una escuela donde los niños rebeldes e introvertidos se volvieron amables y respetuosos aprendiendo con interés y con entusiasmo cualquier tarea. La Casa dei bambini se convirtió en un centro de investigación donde se educaba a todos los niños con dignidad, libertad e independencia. La sociedad quedó impresionada por los resultados de esta innovadora escuela y a partir de ahí su revolucionario método daría la vuelta al mundo y convertiría a Maria Montessori en un personaje icónico.
Su proyecto pedagógico comenzó con niños desfavorecidos.
Hoy, paradójicamente, la mayoría de colegios Montessori se encuentran en zonas lujosas y cuestan una fortuna. A su metodología educativa se adhieren familias con recursos para pagar los elevados gastos de alguna de las miles escuelas Montessori de todo el mundo para que sus hijos reciban una educación exclusiva. Escritores como Gabriel García Marquez y Ana Frank, celebridades como Hillary Clinton, Jaquelin Kennedy o George Clooney y empresarios millonarios como Jeff Bezos, Sergey Brin o Larry Page se han formado en colegios que siguen el método Montessori.
Maria Montessori se inspiró en las innovadoras ideas educativas sobre el autoaprendizaje del médico francés Jean Itard y en los materiales creados por Eduardo Séguin para ayudar al niño a desarrollar sus habilidades. También descubrió los trabajos del pedagogo suizo Pestalozzi que insistía en la necesidad de educar al educador. Tres conceptos pilares del método Montessori.
En 1909 impartiría en Italia el primer curso sobre su metodología y tres años más tarde su fama internacional consiguió que Alexander Graham Bell y su hija invitaran a María Montessori a Estados Unidos para abrir la primera Casa de los niños en el país, formando la American Montessori Association bajo la propia dirección de la hija de Bell.
Tras su distanciamiento con el régimen de Mussolini, en 1934 Maria tuvo que abandonar su país natal y se trasladó a Barcelona y, en 1939 a las puertas de la Segunda Guerra Mundial, se trasladó a la India con su hijo Mario para aplicar su metodología con niños de primaria. Fue entonces cuando nació su interés por los niños de 0 a 3 años, defendiendo que la educación debía iniciarse desde el nacimiento del niño a través de comunidades infantiles como propuesta para sustituir a las guarderías tradicionales.
Tras su distanciamiento con el régimen de Mussolini, en 1934 Maria tuvo que abandonar su país natal.
En 1952 Maria Montessori se fue para siempre dejándonos un valioso legado universal. Nuestra sociedad se nutre hoy de sus enseñanzas, su pensamiento y sus valores para educar a los niños que, al fin y al cabo, son el futuro de todas las cosas. ¡Bravissimo Maria!