Los recursos del planeta han llegado al límite, si es que no lo han cruzado ya. El consumo desaforado de nuestro modelo de desarrollo, basado en el crecimiento, están exprimiendo nuestro planeta hasta sus últimas gotas. Los expertos lo advierten una y otra vez: el mundo pierde 15 millones de hectáreas de bosque cada año, que se convierten en desierto. La erosión avanza hacia nosotros. Como decía Eduardo Galeano: “Al Norte y al Sur, al Este y al Oeste, el hombre serrucha, con delirante entusiasmo, la rama donde está sentado.”
La conservación de los bosques adquiere gran importancia por su papel crucial en los ciclos ecológicos del planeta. Por eso, cada vez se está tomando en mayor consideración la necesidad de un desarrollo forestal sostenible. En la industria maderera, en los mercados internacionales, e incluso entre los consumidores, que exigen crecientemente productos obtenidos en bosques gestionados con sostenibilidad, se empieza a tomar conciencia de que solo tenemos un planeta y que sin bosques no irá muy lejos. Más nos vale.
Hay razones para ser optimistas: la comunidad forestal, acostumbrada a perspectivas a largo plazo, conoce la respuesta de los ecosistemas forestales a las alteraciones provocadas por la naturaleza y el hombre y está familiarizada con el principio del rendimiento sostenido. Se regulan la ordenación y el aprovechamiento de los bosques. Se promulga legislación. Y aumenta el sentido de responsabilidad de todo el mundo. Querer es poder.
La comunidad forestal, acostumbrada a perspectivas a largo plazo, conoce la respuesta de los ecosistemas forestales a las alteraciones provocadas por la naturaleza y el hombre.
En Muebles LUFE siempre hemos apostado por la madera procedente de bosques locales con el certificado de PEFC, es decir, bosques gestionados sosteniblemente. Así, eligiendo muebles con este certificado, evitamos la tala ilegal, mantenemos intactos numerosos ecosistemas, fomentamos la diversidad biológica y ayudamos al sustento económico de muchas pequeñas poblaciones rurales que viven del sector maderero.
Necesitamos propagar un ética medioambiental. Acudir a los bosques sin forzarlos. Hacer más con menos. Usar sin abusar. Porque los árboles nos dan la sombra que nos protege de un futuro incierto. Son las raíces de nuestro desafío.